martes, 18 de mayo de 2010

Introducción al Ecumenismo

Diplomado en Ecumenismo, Monterrey, N.L.


Módulo I, Introducción al Ecumenismo


Por Claudia Moreno



I. Introducción


Algunos titulares noticiosos en México


De acuerdo a datos del Coneval[1] más de 50 millones de mexicanos viven en pobreza, esto representa el 47.4% del total de la población; 27 millones no tienen acceso a alimentación, salud, vivienda, ni educación. La ONU señala que la calidad de vida de los pueblos indígenas es comparable a la población más marginada de África del sur.


México junto con toda América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo en cuanto a repartición de riqueza se refiere.


La Comisión de Seguridad del Senado informó que de diciembre 2006 al último mes de 2009, es decir, en medio sexenio, se han contabilizado aproximadamente 17 mil ejecutados, la PGR da una cifra mayor, 19 mil casi todos civiles.


El crimen organizado se vale de las formas más tortuosas y deshumanizadas para privar de la vida a las personas: mutila, quema, acribilla, tortura, decapita, descuartiza, etc.


Se promulgó la nueva ley antiinmigrante de Arizona, conocida como SB 1070 la cual convierte en un delito ser inmigrante indocumentado en ese estado, la gran mayoría son nuestros compatriotas.


7 de cada 10 mujeres sufren violencia. A pesar de que la declaración universal de los derechos humanos afirma en el primer artículo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. En México hay violencia de género en muchos ámbitos como los laborales, los eclesiales, o los educativos.


México bajó 17 lugares en la clasificación de Transparencia Internacional que mide los niveles de corrupción de 180 países al pasar del lugar 72 que tenía en el 2008 al puesto 89 en el 2009.


Somos unánimes ante la siguiente declaración: México está en crisis. Crisis en diferentes ámbitos, desde el económico financiero hasta el moral y de valores. El mundo no está exento de éstas y muchas otras problemáticas, por todos lados hay crisis y serios problemas.


Mientras que en el siglo pasado –en la era moderna— se desarrollaron grandes avances científicos, tecnológicos y propuestas ideológicas políticas o sociales; todos estos avances y descubrimientos en su conjunto no lograron la reivindicación de la raza humana. Es decir, con el gran cúmulo de propuestas de desarrollo y con muchos éxitos alcanzados, el mundo en términos generales no mejoró, sino que en muchos aspectos empeoró: ecológicos, políticos, sociales, económicos. Algunos expertos han planteado que el proyecto modernista de la humanidad ha sido un proyecto fallido. A consecuencia de esta falla el presente siglo XXI, es conocido como la era del desencanto o la desilusión, estamos viviendo la época postmoderna.


La postmodernidad se caracteriza por ser un tiempo en donde la pluralidad de opiniones es bienvenida, la verdad única y absoluta ha sido desplazada por varias realidades, existe una pérdida de confianza en las instituciones y poderes políticos, se busca la liberación del individuo de la autoridad tradicional y dictadora, se hace una crítica abierta en contra del consumismo a costa del abuso desmedido de los recursos naturales de la humanidad. De manera significativa la cultura y ciertas religiones orientales llaman la atención de la gente en occidente. Los modelos neoliberales y el plan financiero económico de las naciones desarrolladas se han derrumbado precipitosamente causando caos mundial sin que haya habido propuestas alternas, viables o inmediatas. En esta era postmoderna la gente nos comunicamos por todo el mundo en tiempo real. El tiempo que antes se empleaba en la construcción de relaciones personales significativas y profundas, ha sido substituido por el tiempo que pasamos frente a equipos electrónicos como la computadora, el televisor o los videojuegos. Por ejemplo, hace no muchos años nuestros niños y niñas pasaban más tiempo jugando a la pelota, a la bicicleta, o al avioncito con sus amigos, o con los vecinos de la cuadra, mientras que ahora interactúan más con el juego de video de moda. Incluso, en la actualidad se pueden tener relaciones sentimentales cibernéticas. En este contexto postmoderno de cambios vertiginosos, de alta competitividad corporativa, de campañas mercadológicas, de comida rápida; en este mundo posmoderno la sociedad en su mayoría está incrédula ante el mensaje cristiano.[2]


La iglesia es una de las instituciones que no queda exenta de falta de credibilidad, ya que en algunas áreas ha mostrado muchas carencias; su renovación y proceso de cambio ha sido muy lento mientras que el mundo gira de una manera “a mil por hora”. En otras áreas las iglesias han cometido graves fallas, una de las cuales es la falta de unidad. Alguien por ahí comentaba “Yo no tengo problemas con Dios, lo que no me gusta es su “club de fans[3].


Sin embargo, a pesar de los grandes desafíos, es oportuno recordar las palabras de Jesús en el cenáculo, justo antes de ser aprendido cuando oraba por los discípulos diciendo “(…) guárdalos en tu nombre para que sean uno, así como nosotros (…) como tú, Oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste (…)”. Jn. 17:11-23


Podemos ser iglesias y comunidades de fe establecidas en diferentes lugares, suburbios, calles o avenidas; pero siendo sólo una en espíritu, una que es gloriosa y redimida por nuestro Señor (Mt. 16:18, Ef.5:27).


[Ser miembros de] una iglesia en particular, así [fuera] la única y verdadera, no es garantía de salvación para nadie; la garantía es para aquellos que, estando en cualquier iglesia, se afanan por realizar la voluntad de Dios.[4]


Que todos seamos uno, de un mismo sentir. Esa es Su voluntad.


2. ¿Qué es el Ecumenismo?


El tema que aquí nos compete es el Ecumenismo, que es el movimiento que busca y favorece la unidad de los cristianos quienes tenemos frente a nosotros el reto de anunciar a Cristo como la única esperanza a las grandes problemáticas que enfrenta la humanidad. El ecumenismo tiene como propósito el superar divisiones, sanar las heridas y conducir a todos los cristianos al cumplimiento de la misión[5] en común: “que el mundo crea”. Jn. 17:21


La palabra ecumenismo viene del griego “oikoumene” que significa habitar la tierra. La palabra tiene la raíz “oikos” que significa casa, vivienda, habitación, pueblo. La palabra tiene relación con “oikeiotes” que significa relación, amistad; con “oikonomeo” que significa administrar, ejercer con responsabilidad el manejo de una casa (economía). Por tanto, “oikoumene” puede significar habitar la tierra, nuestra casa con respecto y buena administración de sus recursos. En el nuevo testamento “oikumene” es usada en Lucas 2:1 cuando se convocó a todo el mundo, del imperio romano quien tenía jurisdicción global, para que fuese empadronado. En Mateo 24:14 “oikumene” es visto en términos de extensión del mundo entero en referencia al evangelio. La palabra se usa por primera vez dentro de la iglesia en el Concilio de Constantinopla, 381 D.C. cuando se denomina al Concilio de Nicea, 325 D.C. como “concilio ecuménico”. Posteriormente al termino se usó para referirse a los usos, costumbres y doctrinas de la iglesia universal aceptados en todas partes.[6] Actualmente, el término es usado para referirse a la iglesia como expandida por toda la tierra, la iglesia universal.


2.1 La importancia del ecumenismo


Hay una necesidad latente de presentar a Jesucristo ante el mundo y ante nuestra sociedad como la opción de vida, de restauración y de paz. Cristo es el redentor de la humanidad y es la única esperanza de México y del mundo. Entonces, si Cristo es la respuesta a la necesidad humana, los cristianos debiéramos ser los primeros en vivir y actuar convencidos de que en Cristo tenemos nuestra redención eterna y una mejor calidad de vida desde que estamos en nuestros cuerpos mortales. El cristianismo ofrece un estilo de vida con principios morales que nos hablan de salud y de bienestar para los individuos y para las comunidades. Por ejemplo, la monogamia, la honradez, la paz, el respeto, la responsabilidad, la veracidad, el equilibrio.


El cristianismo no sólo ofrece salvación y espiritualidad. Los valores y los principios cristianos nos hablan de la dignidad integral de los seres humanos. El cristianismo es un estilo de vida, un proyecto personal de crecimiento en la fe individual y colectiva, en el conocimiento de Dios a través de Jesucristo, su hijo. Las iglesias a su vez, son una fuente de esperanza donde los pobres, los desvalidos y los menos favorecidos de la sociedad reciben fuerzas, sentido de dignidad y valor. Los pobres, los inmigrantes, las mujeres, los niños, las personas con capacidades diferentes, todo pecador o pecadora. La iglesia ofrece transformación moral a las personas quienes invariablemente verán efectos de ciertos grados de prosperidad reflejados en lo personal y en lo colectivo. Los resultados del impacto de una comunidad renovada son latentes ya que en la conversión individual hay transformación humana y social. Los cristianos podríamos ser más participativos en la acción social activa para la construcción de comunidades más justas y pacíficas.


Si la iglesia es potencialmente generadora de cambios benéficos para las personas y las comunidades, no será entonces que los ideales cristianos muchas veces están muy lejos de nuestra práctica. Es decir, entre nosotros mismos en lugar de existir armonía (diálogo respetuoso) y trabajo conjunto (evangelismo y obra social) existen disputas, separaciones, divisiones, críticas destructivas. Hablamos mal del hermano o la hermana que asiste a la iglesia de al lado y carecemos de la sensibilidad suficiente para escandalizamos ante nuestras propias malas actitudes separatistas y muchas veces sectarias. Con urgencia tenemos que legitimarnos los unos a los otros ya que somos presa fácil de la falta de ética cuando se profesa la fe y simultáneamente nos expresamos negativamente de otros tan sólo porque no practican o asisten a la misma liturgia.


El cristianismo trae libertad a la humanidad, no sólo de la esclavitud de las malas acciones y del pecado, sino también libertad de culto. Según la declaración universal de los derechos humanos de la ONU, toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia. En otras palabras, hay libertad de asistir a la iglesia que cada quien elija. ¡Si lo pudiéramos entender sin criticarnos, validando la fe de quienes asisten a una confesión diferente o distinta a la propia!


La mayoría de las veces, es por falta de información, que el ecumenismo crea sospechas, sobre todo en ciertos grupos conservadores, de ser un movimiento sincretista y amenazante hacia los principios doctrinales cristianos. Sin embargo, esto es muy alejado de la realidad. El ecumenismo promueve la unidad de todos los que confiesan la fe cristiana en su más pura manifestación, la existencia de Dios, Padre-Hijo-Espíritu Santo y la obra redentora de Jesucristo para el perdón de pecados de toda la humanidad, su encarnación, su pasión, su muerte y su resurrección. Mientras que por otro lado, el sincretismo es fusionar elementos paganos con principios cristianos. Ejemplos comunes de sincretismo en la actualidad es la incorporación al cristianismo de elementos pertenecientes a creencias orientales como la reencarnación, de elementos prehispánicos como el culto a la santa muerte, de elementos del chamanismo como la comunicación con los espíritus del más allá, etc.


3. La importancia de la oración, la humildad y la insatisfacción.


Es imprescindible que uno de los grandes retos de la iglesia cristiana sea lograr estar en armonía orando juntos y los unos por los otros, para que el mundo crea y contemple en el cristianismo una opción de vida. Que los cristianos proyectemos al Cristo vivo y resucitado cuando nos reunamos a tener diálogos de respeto, de enriquecimiento mutuo, de conocimiento del vecino y de la participación conjunta. Hay virtud cuando los cristianos nos reunimos a orar y a trabajar juntos por el bien de la humanidad. Honramos a Dios cuando con humildad decidimos entrar en diálogos con nuestros hermanos y hermanas de diferente confesión. Dios se goza al ver que anteponemos la gracia del perdón y de la reconciliación, antes que el juicio. Nuestro acercamiento a la gloria del cielo y a la vida eterna es mayor cuando hacemos esto ya que allá no habrá divisiones o divergencias doctrinales. En la redención final, Cristo, el Señor del cielo y de la tierra lo llenará todo en todos (Ef. 1:23). Nuestra participación conjunta debiera incrementarse, nuestro ímpetu debiera ser por el amor y la compasión. No nos debiera costar tanto trabajo la comprensión mutua y misericordiosa contemplando la oración como el elemento clave para resolver nuestras diferencias. Recordemos que del 18 al 25 de enero se celebra cada año la semana de oración por la unidad de los cristianos.


El otro elemento clave es la humildad producto de la conversión individual de cada creyente. Si no tenemos al hermano o a la hermana como mayores a nosotros mismos nunca vamos a poder entendernos. Sin una conversión interna que acerque a la persona a una vida piadosa y a una relación con Dios por medio de Jesucristo no es posible mantener un dialogo con humildad ya que el Espíritu del Señor no puede habitar en los corazones mal intencionados, soberbios, orgullosos. La conversión propia tiene que reflejar la manera en que percibimos al prójimo, su persona, sus creencias, su fe y el respeto que le mostramos. De tal forma que nuestro lenguaje y nuestra actitud son las formas más visibles de nuestras intenciones de diálogo ecuménicas. Palabras despectivas y de menosprecio (“los incrédulos”, “los herejes”, “los sectarios”,…) no debieran jamás estar en nuestro léxico cuando hacemos referencia a personas que no pertenecen a nuestra misma confesión. Refirámonos como “nuestros hermanos”, “nuestras amigas”, “nuestras compañeras”.




“Sin oración y sin conversión no hay ecumenismo”, Juan Pablo II.






No hay espacio para las disputas o contiendas doctrinales o teológicas dentro del ecumenismo, quien así lo perciba está fuera de contexto. Los espacios ecuménicos no son para convencer al otro de “sus errores doctrinales”. Empecinarnos a hacer proselitismo (diferente a evangelismo) es romper con la armonía que Dios espera que tengamos entre nosotros. Con urgencia recordemos que somos propiedad de Dios, que fungimos como instrumentos valiosos en sus manos y que nuestra encomienda es dar con mansedumbre testimonio de nuestra esperanza (1Pe. 3:15) y no el convertirnos en defensores acérrimos, intransigentes, violentos o fanáticos de la fe. Dios no es propiedad de nadie y no se conforma a nuestra imagen. Somos nosotros, los seres humanos, quienes hemos sido creados a Su imagen y semejanza. Querer hacer a Dios como cada uno de nosotros, es como quererlo encerrar en una caja o meterlo en un molde predeterminado tratando de limitar su poder de amar, de redimir y de salvar a otros. “[Esta] ha sido la más peligrosa de las tentaciones en toda la historia del cristianismo. Tenemos el peligro de convertir a Dios en una extensión de nuestras inclinaciones y deseos”.[7] La gracia de Dios es universal, nadie puede contenerla.



Siguiendo el mensaje de Cristo y su ejemplo de ser servidores de otros (Mt 20:28, Hech. 20:19), considerar a los demás como mayores a nosotros mismos (Mt 23:11). Poner las prácticas de los demás al mismo nivel que las nuestras aunque a veces sean contrarias a nuestros ideales ya que esto no es señal de falta de compromiso con las propias creencias, tampoco es una muestra de debilidad o de falta de fidelidad a la profesión de fe que confesamos ya que unidad no es lo mismo que uniformidad.[8] Reconciliación no es sinónimo de captación (Hans Küng). Escuchar más y hablar menos. Estar más dispuestos a aprender que a enseñar. Tener vocación de servicio con otras comunidades eclesiales, decirnos los unos a los otros: “qué puedo hacer por ti mi hermano o mi hermana”.


Un elemento más es la insatisfacción del estado actual de la iglesia lo cual conlleva a no ser indiferentes ante nuestras divisiones. Uno a uno vamos poniendo nuestro granito de arena en la construcción de la unidad y de la transformación. Lo único permanente es el cambio continuo proveniente de la reflexión personal y colectiva que debiéramos procurar constantemente y la fe en Cristo.


Podemos comenzar entonces nuestro diplomado en ecumenismo con un espíritu humilde y orando invocando en unidad la presencia del Espíritu Santo para el buen desarrollo de nuestro programa, que vayamos contemplando que es una la iglesia por la que el Señor murió y que muchos somos los participantes en ella.


Oremos. Señor tú que un día oraste por aquellos que habían de creer en ti, hoy los que estamos aquí reunidos te pedimos que nos concedas la gracia de la unidad, del trabajo en equipo, de la comprensión, de la apertura, del mutuo acercamiento. Te pedimos que trabajes en nuestro entendimiento y en nuestra actitud, que podamos ser sensibles a la voz del Espíritu hablándonos a través de nuestros hermanos o hermanas. Pedimos que te quedes entre nosotros y con nosotros, que dispongas este tiempo del diplomado para enseñarnos cómo mostrarnos fieles a tu voluntad. Imploramos tu perdón por todas las veces que no hemos obrado conforme a la misma, aquellas veces en que no hemos actuado con prudencia, con tolerancia, ni cordura, o cuando hemos lastimado a personas que en su búsqueda tan sólo querían seguirte. No sólo oramos por nosotros, también recordamos a otros que alrededor de la tierra buscan y trabajan por el bienestar de la unidad en tu Espíritu. Imploramos que nos escuches para que como iglesia podamos ser un instrumento de paz en medio de un mundo violento, que ayudemos al necesitado, que demos cobijo a los marginados y que busquemos la justicia de los oprimidos. Lo pedimos en tu nombre, Amén.


4. Temas en la mesa del diálogo


Los temas que han estado en la mesa del diálogo entre los grupos ecuménicos en el mundo son: la desunión como iglesias, la misión de la iglesia, los cristianos y su responsabilidad social, la paz mundial, la iglesia y las tensiones raciales, la discriminación racial contra la mujer, el cristianismo y la vida profesional, la educación ecuménica de los ministros y de los laicos, asuntos de bioética (inseminación artificial, préstamo de útero, investigación sobre embriones, etc.), entre los más sobresalientes. Aspectos críticos en los cuales podemos avanzar, realización de cultos unidos, grupos de estudio, oración en conjunta, trabajo social conjunto.


Para dialogar, hay que partir de los elementos que tenemos en común todos los cristianos: Cristo Dios trino, su acción redentora, la encarnación de Cristo, la mesa del Señor, el bautismo, la fe apostólica, las escrituras, el credo, varios aspectos litúrgicos como oraciones o himnos que forman parte de nuestra identidad común que no podemos negar. Todos los cristianos procedemos de las mismas raíces en nuestros primeros orígenes. Las separaciones institucionales en la iglesia vinieron después, varios cientos de años después.


La separación entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, Roma y Constantinopla tiene sus orígenes en las controversias cristológicas de los concilios de Éfeso 431 y Calcedonia 541 cuando se discutía si Jesucristo, había sido ser humano y Dios a la vez. Se intensificaron cuando Nestorio, patriarca de Constantinopla en 381 dijo que María, no era madre de Dios (Theotokos) sino madre de Cristo (Cristotokos) y cuando se convirtió a Constantinopla en la sede episcopal más importante de oriente. La división culminó con las excomuniones mutuas en el año 1054.[9] En 1517, surge el movimiento de reforma con Martín Lutero (Alemania), basando su doctrina en el siguiente postulado: sólo la gracia, sólo la fe, sola la escritura: sólo Cristo. Juan Calvino 1509-1564 (Francia), promovió el concepto de predestinación así como el de la depravación total de la humanidad físicamente y espiritualmente. Para Calvino las personas no eligen ser salvas, es Dios quien actúa en soberanía y por tanto la expiación es limitada. Ulrich Zwingli 1484-1531 (Suiza), quien proclamaba que la eucaristía no es un sacrificio continuo, ya que Cristo hizo un sacrificio de una vez y para la eternidad. La separación de la iglesia Inglesa ocurrió durante el reinado de Enrique VIII casado con Catalina de Aragón, cuando éste buscaba la anulación de su primer matrimonio para casarse con Ana Bolena en 1534.




4.1 El bautismo


En cuanto al bautismo hay que trabajar en el mutuo reconocimiento del mismo y darle el sentido de unificación que debería tener “es necesario que los desacuerdos sobre la significación y la administración no impidan el reconocimiento de la validez en unos o en otros y aún es más urgente que todos reconozcan que Dios mismo, por su Espíritu Santo, es quien toma la iniciativa del Bautismo. Las iglesias que practican el bautismo de niños deberán esforzarse en la formación cristiana seriamente. Y las que sólo practican el “bautismo de convertidos” deberán revisar la plaza que conceden a los infantes en la familia cristiana.”[10]


Administración del bautismo: Inmersión (sumergimiento), aspersión (se rocía agua), infusión (se vierte agua en la cabeza).


Significación: Muerte al pecado y resurrección a la vida, para ser miembro de la iglesia, para el perdón del pecado original, etc.


4.2 La eucaristía


Es el sacramento del cuerpo y la sangre Cristo derramada para el perdón de pecados y es la muestra la significación esencial del culto cristiano. Se ha planteado que las iglesias vuelvan a la tradición de la iglesia primitiva de celebrarla todos los domingos, o bien cada culto o liturgia. Asimismo, se ha propuesto que en todas las iglesias se considere normal que todos participen, y que cada una de las mismas reexamine cuáles son sus reglas de admisión en la cena del Señor.[11]


La Transubstanciación es una doctrina definida por un canon del Concilio de Trento 1543 "la consagración del pan y del vino que se opera en el cambio de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre".


La Consubstanciación aceptada por Lutero, considera que en el pan y el vino se encuentra de forma real a Cristo pero que a la vez subsiste la esencia del pan y del vino en sí. Ambas, como su nombre lo indica subsisten de manera conjunta.


Otras posturas varian a las dos anteriores y contemplan a la eucaristía ya sea como un símbolo o recordatorio del sacrificio de Cristo, como una representación de su cuerpo y de su sangre, como un significado, etc. Son aceptadas en las iglesias evangélicas o protestantes.


4.3 El culto


El culto cristiano debiera de estar en relación con las diferentes culturas del mundo. Cambios en el lenguaje, la música, las vestiduras sacerdotales, en días y horas variadas, en la participación activa de todos los fieles haciendo énfasis en los niños, en las mujeres, o en las personas con capacidades diferentes. No debiéramos alarmarnos ante esto.


El Consejo Mundial de Iglesias en su órgano de Fe y Constitución creó la Liturgia de Lima que es un modelo de “culto cristiano” no oficial, que surgió en 1982 como una ilustración de los logros teológicos sobre "Bautismo, Eucaristía y Ministerio". No es considerada la única posibilidad de culto; hay otras opciones según las diferentes tradiciones, espiritualidades o culturas. Esta liturgia no tiene más "autoridad" que la de haber sido utilizada en ciertas ocasiones ecuménicas importantes. Es muy completa y muy solemne.


4.4 Las escrituras


La biblia es la misma para todos, lo que es diferente es el canon y las interpretaciones que obtienen de las mismas. La iglesia protestante reconoce dentro de su canon 66 libros inspirados, mientras que el canon Católico y Ortodoxo contiene los libros deuterocanónicos (Tobías. Judit, Sabiduría, Eclesiastés, Baruc, Macabeos, y algunos fragmentos de Esther y Daniel). Estos libros fueron ratificados en el Concilio de Trento en 1546. La Septuaginta que es la traducción de las escrituras del Hebreo al Griego alrededor del año 150 A.C. contiene estos libros. El canon de las escrituras surge como necesidad de la iglesia de tener juntos todos los libros. No fue sino hasta el año 367 que se tuvo una lista completa en orden como la conocemos hoy en día de los libros del Nuevo Testamento. N.T. Códice Vaticano, Códice Alejandrino, Códice Sinaítico.


La Biblia Interconfesional de Estudio. “Esta obra es el fruto de un largo y complejo proceso que se inició en 1973 con la traducción del Nuevo Testamento, publicado en 1995, y que concluye con la edición completa de la Biblia después de más de treinta años de trabajo intenso en el que han participado más de veinte expertos biblistas de diversas confesiones cristianas, cuyas directrices de cooperación están dentro del acuerdo firmado entre la Conferencia Episcopal Española y las Sociedades Bíblicas Unidas.”[12]


5. La educación ecuménica


Entre mejor conocen las personas su confesión de fe más seguras se sienten de entablar relaciones con gente que cree diferente a ellos, la formación y educación doctrinal y espiritual deben integrarse en el desarrollo de cada individuo desde su nacimiento hasta su muerte. Nunca dejamos de aprender. Las iglesias son facilitadoras de los recursos necesarios para que las personas desarrollen su fe y su crecimiento espiritual. Programas educativos ecuménicos incluyen reuniones de oración, sesiones especiales de acercamiento con maestros y maestras de diferente tradición, compañerismos estudiantiles, retiros espirituales, etc. La educación alcanza a las esferas de los seminarios y facultades teológicas donde estudian los futuros ministros y ministras ordenados de culto. Cuando un sacerdote o un pastor/pastora tienen una visión ecuménica, ésta será transmitida per se a la iglesia local.


El espíritu ecuménico también enseña en casa, los padres y las madres tenemos la encomienda de educar a nuestros hijos con nuestro propio ejemplo de participación y compromiso con nuestras propias comunidades de fe y con las de los demás. La forma en que llevamos las enseñanzas bíblicas y morales puede incluir mensajes de inclusión y de participación conjunta. Por ejemplo, podemos incorporar en nuestra vida familiar: meditaciones de adviento, celebraciones particulares como epifanía, resurrección, manejando en nuestro lenguaje con ellos siempre la universalidad de las celebraciones. Por ejemplo, “celebramos que Jesús nació para todas las personas, el día de hoy mucha gente alrededor del mundo están celebrando lo mismo que nosotros”.


6. Mariología


La mariología es una principales dificultades en el dialogo católico-protestante. El dialogo sobre este tema debe ser abordado con sumo cuidado y respeto para no caer en divisiones más profundas. Dentro del dialogo mariano hay que estudiar el rol que María desempeña en las diferentes iglesias, conocer lo que se dice y se practica en relación a María y determinar las principales convergencias y divergencias en los siguientes aspectos:


1. Maternidad divina de María. Theotokos, María la madre de Cristo Jesús y Cristo Dios. Concilio de Éfeso en 431.


2. María Siempre Virgen. Antes del parto, en el parto y después del parto según se concibe como dogma en el concilio de Letrán en 649 versus la contraparte testamentaria que habla de la familia de Jesús, sus hermanos. Aceptada por la mayoría protestante Lc. 8:20, Mr. 3:32, Jn. 7:5


3. La Inmaculada Concepción. María y la plena santidad, exenta del pecado original dogma proclamado por el Papa Pio IX en 1854.


4. La asunción de María en cuerpo y alma. Proclamado por el Papa Pio XII en 1950.


5. La participación de María en la obra redentora.


Es muy recomendable consultar trabajos como el realizado por Raymond E. Brown, K.P. Donfried, J.A. Fitzmyer, y R. Reuman, editores, quienes en un equipo de colaboradores conformado por cuatro miembros luteranos, cuatro católicos, dos miembros episcopalianos y dos de la tradición reformada realizaron estudios en conjunto sobre María en el Nuevo Testamento y otro más sobre Pedro en el Nuevo Testamento. Usaron como fuente principal el Nuevo Testamento, libros apócrifos y escritos de los padres de la iglesia hasta el siglo segundo como Justino Mártir, Irineo, Tertuliano.


“Reconocemos la propia limitación en punto de conseguir conclusiones teológicas finales. Tenemos empero la convicción de que una investigación responsable del material originario es sus fuentes es tarea necesaria y debiera ampliar nuestra comprensión alternativa de ciertas cuestiones que han crispado durante siglos las relaciones entre cristianos.”[13]


7. Historia del Ecumenismo


7.1 Algunas aproximaciones al ecumenismo Católico desde el Concilio Vaticano I


De 1869 a 1870 se celebró el Concilio Vaticano I, bajo el pontificado de Pío IX al cual fueron invitados tanto la iglesia Ortodoxa como los protestantes y otros no católicos. Sin embargo, el método no fue el propicio debido a las formas en que se hicieron las invitaciones. Por ejemplo, se les decía a los Ortodoxos que el Papa era el sucesor de Pedro quien era el encargado de extender los cuidados a todos. A los protestantes se les invitó a examinar sus caminos, diciéndoles que las comunidades separadas de Roma no constituían a la Iglesia que Cristo había edificado y que el Papa procuraba su retorno. Posterior al Concilio Vaticano I, destacan los papas León XIII (1878-1903), Benedicto XV (1914-1922) y Pio XI (1922-1939) como precursores entre el dialogo y el trabajo ecuménicos. El primero tenía grandes preocupaciones referentes al tema y su literatura es abundante a este respecto, durante su papado logró que algunas iglesias separadas de oriente se unificaran. Fue el creador de la Comisión Pontificia para la Reconciliación de los disidentes con la iglesia.


El segundo, Benedicto XV, reconoció la personalidad y los valores del Oriente cristiano y creó el Instituto Pontificio de Estudios Orientales el cual promovía la ciencia, el conocimiento de la doctrina católica y la ortodoxa. Por su parte, durante el pontificado de Pio XI tienen lugar las Conversaciones de Malinas entre dirigentes católicos y anglicanos.


Las conversaciones de Malinas llevadas a cabo en esa ciudad entre 1921-1925 fueron de gran relevancia, algunos puntos de estas conversaciones fueron: la supremacía papal, las ordenaciones de sacerdotes y obispos anglicanas consideradas como nulas por parte del catolicismo, el uso del idioma inglés en la liturgia, la autorización del matrimonio para el clero, la comunión bajo las dos especies (el pan y el vino para todos los participantes). Un aspecto especial fue la declaración anglicana en la cual reconocen al apóstol Pedro como precursor líder de los apóstoles (Mt. 16:18) y a los otros discípulos (según todo el nuevo testamento) como precursores y fundadores de la iglesia. De tal forma que todos tienen las llaves del reino y la autoridad para atar y desatar. En otras palabras, la fundación de la iglesia no estuvo sólo en Pedro, sino en un cuerpo primado formado por todos los apóstoles.[14] Los católicos respondieron diciendo que la Iglesia Romana fue fundada por los apóstoles Pedro y Pablo, aludieron a que sólo había una sede de la iglesia de occidente que era Roma. El obispo de Roma, el Papa, es el presidente de la iglesia, y goza infalibilidad, que quiere decir que actúa como pastor y como doctor de la iglesia universal, hace uso de su poder, enseña una doctrina de fe y costumbres pertenecientes a la revelación divina y las impone como obligatorias a todos.[15] Por otro lado, para los católicos la libertad de creencia de los anglicanos les parecía “excesiva”.[16] Se habló de unión no de absorción.


Sin duda una de las frases celebres del Papa Pio XI fue la siguiente: “estudiarse para conocerse – conocerse para amarse – amarse para unirse”.


Uno de los más grandes avances de la Iglesia Católica en el tema ecuménico fue el decreto Unitatis Redintegrato del Concilio Vaticano II que fue precedido por los Papas Juan XXIII y Pablo VI de 1962-1965. Uno de los temas centrales del Concilio fue la restauración de la unidad. Algunos puntos sobresalientes del documento son:


· Los hermanos separados pueden producir efectivamente la vida de la gracia y se les considera como aptos para dar acceso a la comunión de la salvación. Este punto marca un gran avance ecuménico ya que antes del Concilio la Iglesia Católica declaraba que fuera de la iglesia no había salvación. Aunque el documento no deja de recalcar que “Solamente por medio de la Iglesia católica de Cristo, que es el medio general de la salvación, puede alcanzarse toda la plenitud de los medios de salvación.”[17]


· Se exhorta a todos los católicos a cooperar activamente a la obra ecuménica y a estudiar y conocer a los hermanos separados (vida espiritual y cultural, psicología religiosa, culturas).


· Esta colaboración conduce a la superar los obstáculos que impiden la comunión en unidad que subsiste en la Iglesia Católica.


· Reconoce la importancia de la conversión interior y de la santidad.


· La iglesia pide perdón a los hermanos separados y perdona a otros por la falta de unidad.


En 1995, Juan Pablo II publica la carta encíclica Ut unum sint, instando a la unión de las iglesias. Habla entre otros puntos de la importancia de la doctrina, de la primacía de la oración, del diálogo, de la colaboración práctica, de las relaciones con otras iglesias, etc.


7.2 Ecumenismo Protestante


El movimiento ecuménico protestante inició en 1910 en la conferencia de Edimburgo en Escocia en donde participaron miembros de diversas denominaciones presentes en Europa incluyendo dos representantes de la Iglesia Anglicana, uno de los propósitos de esta Conferencia Misionera Internacional era la de analizar las misiones en otros continentes del mundo como Asia, África y América Latina. Hay una segunda reunión en Jerusalén en 1928 , una tercera en Madras India en 1938 y otras subsecuentes en Whitby 1947, Willigen 1952, Ghana 1958 y el 1961 en Nueva Deli se une al Consejo Mundial de las Iglesias.


“El laico metodista estadounidense, John R. Mott, viajó por todo el mundo para ganar a estudiantes y otros jóvenes a la causa de la fe y el servicio de Cristo. Fue uno de los organizadores de la Conferencia Misionera de Edimburgo en 1910 y dedicó su vida a organizaciones que unan a los cristianos en el diálogo y la acción común. En 1946 Mott recibió el premio Nobel de la paz y fue el primer presidente honorario del Consejo Mundial de Iglesias.”[18]


Vida y Acción es un movimiento fundado bajo inspiración evangélica luterana de Nathan Söderblom arzobispo de Upsala (Suecia) en 1914. Su primera conferencia se llevó a cabo en 1925 en Estocolmo y fue exclusivamente enfocada en áreas prácticas relacionadas con aspectos morales y sociales de las iglesias bajo el lema “la doctrina divide pero el servicio une”. “Vida y Acción” está enfocada al servicio de los necesitados y fue una de los corrientes que condujeron a la creación del Consejo Mundial de Iglesias. En 1930 Söderblom recibió el premio Nobel de la paz.


A muy corto plazo de la conferencia de Edimburgo en 1910, se contempló la necesidad de doctrina teológica y es entonces que se crea una de las grandes contribuciones del Consejo Internacional Misionero de Edimburgo Fe y constitución que es el organismo encargado de la promoción de los consensos doctrinales.


“Fe y Constitución” no tiene como objetivo que los cristianos abandonen o comprometan aspectos doctrinales de su fe, sino que cada persona pueda explicarlas a los demás con la plena comprensión de las mismas. Las divergencias deben mencionarse con la misma lealtad que los acuerdos. “En Fe y Constitución” sólo pueden participar los delegados representantes oficiales de las iglesias. La iglesia católica se convirtió en miembro de pleno derecho de “Fe y Constitución” en el año 1968 con prorrogativas de voz y voto en las asambleas. Con obligaciones como lo son la aportación de cuotas según el número de feligreses y con la participación de representante oficial a las mismas.


A continuación vamos a entrevistar a la Hna. María Guadalupe Marcos quien particípó como observadora por parte de la Iglesia Católica en la asamblea de Fe y Costitución en Santiago de Compostela en 1993. ¿Cómo es una asamblea de Fe y Constitución? ¿Cuántos observadores fueron? ¿Cuántos miembros participaron? ¿Qué temas trataron? ¿Cómo es el ambiente? ¿Cuánto tiempo duró la asamblea?


8. El Consejo Mundial de las Iglesias


El Consejo Mundial de Iglesias no es una confesión de fe, es una asociación de 349 iglesias que confiesan al Señor Jesucristo como Dios y Salvador. Para poder ingresar se debe mostrar que se trata de iglesias estables es su constitución, confesar la fe cristológica y trinitaria según las Escrituras, mantener relaciones ecuménicas reales y contar con al menos 25,000 miembros. El CMI respeta la autonomía de las iglesias miembros y ayuda a las mismas a discernir el sentido de la unidad. Según la declaración de Toronto el CMI “son iglesias en estado permanente de concilio”. Para el CMI “la Iglesia está llamada a trabajar por la creación de una sociedad responsable a escala mundial, el CMI debe colaborar en todos los planos con la Iglesia Católica Romana, con las iglesias que no forman parte del Consejo, con organismo eclesiásticos, con otras religiones, con las personas que no profesan ninguna religión, en una palabra: con todas las personas de buena voluntad.”[19]


Cito textualmente la declaración n.10 con respecto a la paz y la justicia del CMI. “En la lucha por la paz y la justicia, la Iglesia ha de dar testimonio. Este testimonio no será un testimonio fácil ni consistirá en palabrería. La Iglesia no debe tampoco desacreditar su testimonio, aferrándose a estructuras anticuadas o posturas erróneas. No. Sino que la Iglesia debe hablar allá donde nadie más se atreva a hacerlo, allá donde la verdad sea objeto de mofa, allá donde la vida y la dignidad humana estén en peligro, y allá donde se desaprovechen las posibilidades de lograr un futuro mejor. Siempre que sea necesario, las iglesias deben estar dispuestas a transformar sus propias estructuras y su actitud, y a esforzarse por reconocer las señales de los tiempos. La fraternidad ecuménica podrá ayudarles a permanecer firmes en sus convicciones y a no reflejar simplemente las opiniones predominantes de su país.”[20]


9. Consejo Latinoamericano de Iglesias, CLAI


La Conferencia Misionera Internacional en Edimburgo consideró a América Latina como “católica” pero no “pagana”, así la sociedad protestante europea enfocó sus esfuerzos misioneros en otros continentes. Esto no fue así con las sociedades misioneras americanas quienes desde un siglo antes habían llegado a lugares como México.


En 1913 en Nueva York se crea el “Comité de Cooperación para América Latina” CCLA quienes por varias décadas coordinaron las misiones en todo el continente creando foros donde, entre otras cosas, se analizaban las actitudes ante la Iglesia Católica de preponderancia en el continente. Tuvieron su primera reunión en Panamá en 1916 y no tuvo buena acogida por la iglesia romana. Es de suma importancia notar que en América Latina no se crea el equivalente a “Fe y orden” en Europa lo que retardó el movimiento ecuménico en nuestro continente.[21] Fue en la reunión del CCLA llevada a cabo en La Habana en 1929, Cuba donde surge la creación de lo que eventualmente llego a ser el Consejo Latinoamericano de Iglesias CLAI que es el esfuerzo ecuménico estructurado y análogo de los movimientos ecuménicos en Europa. El CLAI es el organismo ecuménico más importante de América Latina, participan alrededor de 180 iglesias y movimientos ecuménicos. De acuerdo con su Constitución, el principal propósito del CLAI consiste


en “promover la unidad, solidaridad y cooperación entre los cristianos


latinoamericanos.”.


10. Ecumenismo en México


México en materia ecuménica según algunos expertos está como ubicado en una “isla”. Lo cual nos indica que hay mucho por hacer. El diálogo entre católicos y protestantes avanzó significativamente en nuestro país a partir de 1950, aunque entre evangélicos protestantes ya se venían dando trabajos en conjunto en cuanto a trabajo misionero, distribución de biblias y educación para ministros. [22] En la actualidad existen algunos grupos de trabajo ecuménico como por ejemplo el grupo ecuménico de México con cede en la Ciudad de México, en consolidación está Centro Ecuménico de Monterrey, Cister de la Unidad que promueve un grupo de oración siguiendo el del monasterio ecuménico de Taizé ubicado en Francia.


Destaca el trabajo que se ha venido realizando en Chiapas en conjunto con varias iglesias tanto católicas como evangélicas nacionales e internacionales. El Instituto de Estudios e Investigación Intercultural, INESIN A.C. tuvo sus orígenes en 1996, su propósito es el de reconciliar a los pueblos chiapanecos mediante la creación de una cultura ecuménica. El INESIN ofrece cursos de biblia y capacitación a líderes indígenas de la comunidad así como talleres sobre diversos temas y programas sociales. Se fomenta el respeto por las diferencias y la tolerancia mutua con el fin de poner fin a las disputas de carácter religioso.[23]


11. Algunas consideraciones finales


Sin duda existen temas que no hemos abordado y que son importantes. Sin embargo, el módulo uno del diplomado es introductorio y han surgido cuestionamientos importantes con respecto a las prácticas y los ritos de cada una de las iglesias históricas. Temas como por ejemplo la ordenación de mujeres, con todas las controversias creadas en su entorno sobre todo en la Iglesia Anglicana que desde 1970 puede ordenar ministras mujeres. Debido a esto, en la actualidad, un grupo importante de anglicanos inconformes con el rumbo que está siguiendo su iglesia está en pláticas con la Iglesia Católica para su reincorporación. El reto para la Iglesia de Roma es si ordenará como ministros a estos sacerdotes anglicanos casados lo cual corrobora la necesidad de convocar a un nuevo concilio para que, entre otros temas, se aborde el tema del celibato y del matrimonio entre sus ministros de culto. La necesidad de un nuevo concilio para la Iglesia Católica es el llamado de muchas voces que alrededor del mundo exigen cambios y respuestas. Por otro lado, el gran desafío para la iglesia protestante, al menos en lo que a México se refiere, es el de brindar y promover educación formal teológica e institucional a los candidatos o candidatas a la ordenación así como el fortalecimiento de las denominaciones históricas y establecidas. Desde el siglo pasado el protestantismo nacional ha visto la creciente formación de iglesias y grupos independientes de corte carismático pentecostal, los cuales en su mayoría carecen de lineamientos estructurales y doctrinales preestablecidos, muchos de ellos apelan más a los sentimientos o a las manifestaciones emocionales y carecen de equilibrio entre estas manifestaciones y la razón en conjunto con la interpretación bíblica.









[1] Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social



[2] Pablo Jiménez, La Predicación del S. XXI. Clie: Barcelona, 2009. Pág. 59-77.




[3] Idem, pág. 59.



[4] Eduardo Basombrío, Ecumenismo: Obra del Espíritu Santo. Lumen: Buenos Aires, 1996. Pág. 28




[5] Gottfried Brakemeier, Preservando la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, Curso en Ecumenismo, I El Ecumenismo: definición, significado, alcance. Consejo Latinoamericano de Iglesias. Pág. 2. http://www.claiweb.org/cursos%20online/Ecumenismo/listado.html




[6] Rebeca Montemayor López, ¿Ecumenismo en el México de hoy?: contextos y horizontes, una visión desde el protestantismo. En Puente Lutteroth, María Alicia. Actores y dimensión religiosa en los movimientos sociales latinoamericanos, 1960-1992. México: Universidad Autónoma del Estado del Morelos, Facultad de Humanidades, Miguel Ángel Porrúa, 2006. Pág. 154.




[7] Joel Sierra, Somos del Señor. Sermón en conmemoración del día de la Alianza Mundial Bautista, 2 de mayo del 2010.


http://www.bwanet.org/bwa.php?m=events&p=detail&id=1




[8] Frase ecuménica de uso común.




[9] El Papa Pablo VI y el Patriarca de Constantinopla Atenágoras I levantaron las excomuniones mutuas en Éfeso en 1934.



[10] José Sánchez Vaquero, El movimiento ecuménico. Pág. 38.




[11] Upsala 1968: Informes, declaraciones, alocuciones. Consejo Mundial de las Iglesias. Editorial Sígueme, Colección Diálogo, Salamanca 1969. Número 32.



[12] Sociedades Bíblicas Unidas. http://labibliaweb.com



[13] R.E Brown, K.P. Donfried, J.A. Fitzmyer, J. Reumann. María en el Nuevo Testamento. Editorial Sígueme, Salamanca 1994. Pág. 10.




[14] The Conversations at Malinas, 1921-1923, Original documents, p.43. En El Movimiento Ecuménico, Sánchez Vaquero, p. 94.




[15] Idem, p. 52-53. En Sánchez Vaquero, p. 98.




[16] Idem, p. 100.



[17] Concilio Vaticano II, Decreto Unitatis Redintegratio. 21 de noviembre de 1964. Capítulo I, Principios Católicos de ecumenismo, 3.




[18]Consejo Mundial de Iglesias. http://www.oikoumene.org/



[19] Upsala 1968: Informes, declaraciones, alocuciones. Consejo Mundial de las Iglesias. Editorial Sígueme, Colección Diálogo, Salamanca 1969. Número 29.




[20] Idem, n.10




[21] Gottfried Brakemeier, VII El Ecumenismo en América Latina. Pág. 3.




[22] Rebeca Montemayor, ¿Ecumenismo en el México de hoy? Pág. 159.




[23] www.inesin.ironie.org/index.php

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